Todos a la moda 2
¡Hola a todos!
Como en este París del Oriente lo de los encuentros con la moda no tiene fin, os voy a dar aquí un añadido a lo que os contaba el otro día. Hoy volví a pasar por Huaihai Lu y la tienda que abrieron entonces seguía controlando el número de personas que podían pasar para que no hubiera aglomeraciones peligrosas... y sus bolsas se veían por todo el barrio, y eso que con la lluvia había mucha menos gente en la calle. Tremendo.
Por cierto, había olvidado deciros que la tienda está en la esquina del primer lugar del centro de Shanghai que pisé en mi vida, frente el lugar donde me llevaron a cenar la misma noche en que llegué a China (en un restaurante con columpios de la cadena RBT que ahora están reformando).
Pasando por una calle llena de escaparates internacionales del lujo, la que fuera en tiempos de la colonia francesa la inmensa y tranquila avenida entre las villas, Avenue Maréchal Joffre, la Huaihai Lu de hoy combina el espíritu de la antigua concesión afrancesada con el consumismo más voraz: rascacielos, neones, publicidad, tiendas, restaurantes y más tiendas. Incluso a los pies del rascacielos Hong Kong Plaza una de tantas pantallas gigantes presenta a lo grande un desfile de moda:
En los escaparates se combinan las grandes marcas, entre ellas algunas asiáticas, como la hongkonguesa Esprit o, una muy divertida, que creo que también es de por aquí, y que combina siempre diseños con letras y en blanco y negro: JoJo. Atención a la chinísima y deliciosa frase que aparece en el escaparate. A veces es encantador cómo, en una mezcla de tiernísima ingenuidad y traducción demasiado directa del estilo de publicidad chino, se encuentra uno en inglés, casi en chínglish, frases tan bonitas como esta...
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Sé que lo habréis visto enseguida, porque las fotos van seguidas en la pantalla casi una detrás de otra, pero a continuación os pongo un detalle ampliado de la misma imagen, tomada esta mañana...
Efectivamente, amigos: la maniquí no es una muñeca (aunque la chica no estaba nada mal, parece más bien mona). Una tienda de tanto prestigio como esta, en medio de Huaihai Lu, no tenía mejor idea para llamar la atención que darse el lujazo de contratar a una modelo para que se pase las horas luciendo un modelito en el escaparate. Y no es la primera vez que la veo. Hace bastantes semanas la descubrí vestidita de blanco, luciendo, como hoy, unos hombros huesudos y límpidos y una cara cargadísima de maquillaje y cansado hieratismo. Una joven me comentó una vez que, después de todo, no es tan duro, es "un buen trabajo: no tienes que hacer nada, sólo estar ahí sin moverte mucho y dejar que te mire la gente". Es un punto de vista.-
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