Shanghai en la ventana, una noche
Nidos de niños que comen y crecen,
vivos enjambres que olvidan, trabajan,
sueñan, perviven, que suben y bajan
amontonándose, y no lo merecen:
suman las noches que no lo parecen
intimidades sin voz, se relajan
miles de luces que a oscuras encajan
y en su correr consumidas perecen.
Bestia ciudad que devoran los hombres,
devoradora, infinita mandala,
es tan profundo el rumor de tus nombres
como el latir de tu luz, mujer mala,
que en tu quemar cada noche repartes
muertes y vidas, sudores y artes.
Esta
obra está bajo una
licencia de Creative Commons.
1 comentario:
Un amigo del alma me escribió poco después:
"(...) precioso poema (¿soneto?) y fotografías. Me ha encantado leerlo y me encantará leer más.
Me hace pensar. Cuanto más altos son los edificios más abajo quedan nuestros sueños. Nos dan libertad, pero vivimos en una jaula. Nos dicen que es nuestra y nos quitan media vida por ella. Nos dan la llave para salir fuera, pero ya no sabemos volar. Vive como quieras, pero obedece las normas. Piensa como quieras, pero no lo digas muy alto. Viste como quieras, pero no hagas el ridículo.
Aunque por ahora... escribir un blog si que dejan hacerlo. ¡Fantástica idea!".
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